EL HUMANO DEL FUTURO
No somos ajenos
a la evolución. Aún
podemos experimentar cambios que nos permitan seguir adaptándonos al entorno. [cc1] Eso sí, nuestra especie es la única que
potencia el proceso con implantes y ajustes genéticos.
Por ejemplo, en su
trabajo ya clásico El
hombre mutante,
el divulgador científico Robert Clarke asegura que en
el futuro todos seremos macrocéfalos. El tamaño de
nuestra cabeza
s[cc2] erá
mayor porque, según advierte, “tendremos un cerebro más grande, con una
frente y capas corticales más amplias”.
Muchos investigadores coinciden en que los humanos del
futuro probablemente carezcan de ciertas
estructuras corporales que han perdido su función o que, hoy por hoy, causan
más problemas de los que los resuelven. Este
podría ser el caso de las amígdalas que, según conjetura Clarke, compartirán
destino con las denominadas estructuras vestigiales de nuestro organismo [cc3]
El reloj biológico del Homo sapiens [cc4] tampoco es inmune a las adaptaciones, y
en unas décadas probablemente experimente transformaciones radicales. El
antropólogo evolutivo Cadell Last, del Global Brain Institute, lo tiene claro. En
un estudio publicado en la revista Current Aging Science, este
investigador sostiene que hacia
2050 los humanos viviremos unos cuarenta años más que en
la actualidad y tendremos menos hijos y en edades mucho más avanzadas, un proceso que se simultaneará con un
aumento de la capacidad cerebral.
No obstante, algunos expertos desdeñan este proceso
evolutivo natural, ya que, según indican, en él interferirá notablemente la
tecnología, que permitirá alumbrar superhombres de diseño construidos en
laboratorio. Seremos
dueños de nuestra propia [cc5] evolución. Es más,
la venimos manipulando desde hace ya muchísimo tiempo.
La idea de que en un futuro no tan lejano la Tierra [cc6] se pueble de hombres biónicos no parece
tan quimérica. De hecho, marcapasos, prótesis de distintos tipos e incluso
implantes oculares y cerebrales ya forman parte de la vida de muchas personas.
El filósofo Nick
Bostrom, director del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la
Universidad de Oxford, no tiene dudas: el transhumanismo, un fenómeno que contempla
el aumento de nuestras capacidades físicas e intelectuales, ya está en marcha[cc7] . La selección artificial ha dejado
atrás a la natural.
El proceso, en teoría, culminará con los posthumanos,
manifiestamente superiores en todos los sentidos a cualquier genio actual.
Desde este punto de vista, el futuro del hombre se verá caracterizado por técnicas
como la clonación[cc8] , la
manipulación genética y la implantación de ingenios electrónicos en nuestro
organismo.
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