domingo, 27 de noviembre de 2016



LAS PINTURAS DE TASSILI
Pocos[cc1]  lugares conocidos del mundo antiguo producen tanto estímulo a la imaginación. Testigo de una edad remota que ha traspasado la barrera del tiempo para expresarse como un libro escrito en la piedra, por un ser anónimo del cosmos…. Situadas a unos 1800 metros sobre el nivel del mar, en la meseta argelina de Jabbaren (que significa “Los Gigantes” en lengua Bereber), el corazón del Tassili, según los arqueólogos las pinturas están datadas entre 10.000 a 15.000 años yo personalmente creo que son mucho más antiguas. Expuestos los cabezas redondas, seres gigantes, impresionantes figuras antropomorfas, exóticos y algunos desconocidos animales, escenas de caza y domesticación[cc2]  Distintas huellas de diferentes comunidades “primitivas” que usaron las paredes sagradas de piedra y el arte como vía de comunicación y de expresión hacia ellos mismos y hacia otros mundos.
En Tassili (Argelia), sobre las rocas saharianas, los hombres del neolítico dibujaron sorprendentes figuras humanoides que extrañamente parecen cosmonautas. ¿Por qué?
Con cabeza en forma de tulipán y cuerpo [cc3] de reloj de arena, estas figuras parecen provenir de otro planeta más que de otra época”.. Entre foto y foto no podía dejar de fijarse en el aspecto de aquellas imágenes policromadas y suavemente trazadas sobre la roca. Era impactante, tanto que se vio en la obligación de aceptar que era lógico que muchos estudiosos hubieran identificado a aquellos humanoides con una suerte de “marcianos” procedentes de lejanos mundos.
Probablemente sean una de las pinturas prehistóricas más inquietantes del planeta. Y hay razones suficientes para afirmarlo: si partimos de que esas imágenes sobre piedra son realistas, no cabe duda de que los de que quienes las inspiraron tuvieron que ser semejantes a como están pintados.
Tassili es una gran isla de piedra en medio del Sahara[cc4] . Un día, hace ocho mil años, y desde entonces hasta hace dos mil quinientos, fecha de la que datan las más recientes obras pictóricas, estas piedras de Tassili comenzaron a convertirse en el mural-
Las primeras noticias referentes a este maravilloso “museo” se conocieron en Europa en los años de la primera guerra, difundidas por asombrados oficiales de la Legión Extranjera [cc5] que se habían aventurado hasta regiones situadas a más de 1400 kilómetros de Argel. Las pinturas fueron descubiertas en 1934 en el cauce del río Djerat, hoy completamente seco. Fue un oficial francés, el teniente Brenans, comandante del puesto en el que se aposentaban las tropas militares a cuyas filas pertenecía[cc6] , eran los tiempos de la ocupación gala de Argelia, quien las descubrió mientras inspeccionaba los oasis del lugar.
Todas las pinturas eran de un realismo que impresionaba. Brenans quedó fascinado ante ellas. Acudió presto al campamento. Desde allí dio buena cuenta de su hallazgo al antropólogo Henri Lothe[cc7] . Dos décadas después, Lothe acabó su trabajo
Luego de los primeros comentarios y especulaciones en torno del suceso, transcurrieron varios años hasta que un reducido grupo de especialistas en cuestiones saharianas efectuara una breve e incompleta recorrida por los peñascos del Tassili[cc8] , verdadero reino de la desolación y el silencio.
La guerra frustró cualquier intento serio de investigación y los exploradores retornaron a prestar servicios en las fuerzas Armadas francesas. Huérfano desde niño comenzó a trabajar a los 14 años y luego de incontables esfuerzos un grave accidente malogró su carrera de aviador militar[cc9] . A los 20 años buscó la manera de penetrar en el desierto y luego de varios intentos halló una insólita salida. El director de los territorios del sur le ofreció los 2.000 francos de la partida que poseía para combatir la langosta en el desierto. Con esta exigua suma, Lhote compró un camello, algunos libros sobre la langosta y tomó camino del desierto con un total desconocimiento de los peligros que podrían [cc10] aguardarlo en ese océano de arena. Allí paso tres años completos alejado de la civilización.  Estimulado por esta distinción y cuando se aprestaba a organizar una expedición para rescatar de la piedra lass enigmáticas figuras de los “dioses” del Tassili, estalló la segunda guerra.
Ya en servicio, una lesión en la columna vertebral redujo a Lhote a un lecho de inválido donde hubo de permanecer 10 años tendido de espaldas. El destino volvía a interponerse entre él y su sueño de trasladar al papel aquellos tesoros del arte arcaico que había admirado durante sus exploraciones en el corazón del Sahara.
A comienzos de 1956 luego de obtener la ayuda del gobiern[cc11] o francés y de diversas entidades científicas pudo al fin organizar la expedición. No sólo el viaje, sino también la permanencia en esas regiones de aridez implacable donde gran número de desfiladeros jamás habían sido hollados por el hombre, presagiaban toda clase de riesgos.
En febrero el equipo Lhote se pone en marcha hacia lo desconocido. Treinta camellos, un guía tuareg, dos auxiliares y [cc12] los especialistas:
Las jornadas son agotadoras. Partiendo de Yanet comienzan los desfiladeros de montaña. Situada a más de 700 metros de altura la meseta del Tassili. Oigamos al propio Lhote cuando describe la dramática escalada: “Las bestias tienen cortado el aliento por el esfuerzo, la rampa es cada vez más empinada y la mole de pedruscos se va haciendo más imponente. Algunos camellos se desploman bajo la carga que cae rodando torrentera abajo; los hombres deben acudir a todas partes.
. El animal que lleva las grandes [cc13] cajas con los tableros de dibujo acaba de desplomarse bajo su carga que ha dado contra una peña y está claro que jamás podrá incorporarse. Mando sacar los tableros y tomo la decisión de que nos los carguemos al hombro. Cada uno recibe su parte y aquí comienza el calvario para todos, pues aún no se divisa la cima y el sendero se encrespa más y más bajo nuestros pies…”
Finalmente se cumple la hazaña [cc14] y en plena meseta de arenisca cada día reserva sorpresas. Ciudadelas rocosas, cuevas, acantilados. Gran parte del terreno donde están dispersas las cuevas semeja a un alucinante paisaje lunar “Lo deforme y lo fantástico de sus contornos finge graneros desfondados, castillos de ruinosos torreones, decapitados gigantes en actitud de súplicaPero Lhote ha llegado a su meta y comienza el trabajo sistemático de calco y coloreado.
En cada vuelta del laberinto aparecen nuevas colecciones del arte parietal. En general son muy raras las pinturas planas. Las grandes escenas, los cazadores, los arqueros, las gacelas diminutas o los dioses descomunales y amenazadores se encuentran en superficies cóncavas [cc15] o convexas.
De esa manera se registran cientos de paredes. “Estábamos literalmente trastornados por la variedad de estilos y de temas superpuestos -escribe Lhote-, en suma, nos tocó enfrentarnos [cc16] con el mayor museo de arte prehistórico existente en el mundo.
Después de estudiar las regiones de Tan-Zumaitak y Tamir, el equipo de Henri Lhote se dirigió al pequeño macizo de Yabbaren. “Cuando veas Yabbaren [cc17] –le había dicho su viejo camarada Brenans– te quedarás estupefacto”. Y así fue en realidad. Yabbaren que el idioma de os tuaregs significa “los gigantes” se distingue por las presuntas representaciones humanas, gigantescas y desconcertantes. “Cuando nos encontramos entre las cúpulas de areniscas que se parecen a las aldeas negras de chozas redondas – dice Lhote– no pudimos reprimir un gesto de admiración.
Se trataba de grabados de seres de gran estatura que aparecen representados en varias escenas junto a cazadores del neolítico. Estos últimos, frente a aquellos, eran mucho más bajos. Y aquéllos, frente a éstos, parecían estar protegidos [cc18] 
Los expertos dicen que los cazadores que aparecen en las escenas presentan, al igual que los animales, un marcado carácter realista[cc19] .
Imágenes:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzja4F8RCwWZakvsAITAQA2Md77gXpaBbaVdkuYJFCtD5bNj1-eNPiBMhOFf7VX1Ih1DyOW9IJJt6QKAkzrIPJTSgJEKxEPuWHbkvmX_2x858YtyX3Nk6oUdm7Sj6bgV-HiiPwVrfGAihI/s1600/ABDUCCION+TASSILI.jpg


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